domingo, 6 de diciembre de 2009

LA CARA OCULTA DE PAPÁ NOEL S.A. (MÁS CUENTO DE NAVIDAD)

-¡Hohohoooooo!- gritaba el enorme Papá Noel mientras tocaba una campana. Los niños se arremolinaban a su alrededor dentro del gran centro comercial- ¡Venid niños!

Papá Noel se sentó una gran silla con dorados brazos y enormes cojines rojos. Los empleados del centro comercial ponían orden para que todos los niños estuviesen colocados en fila a la espera de que Papá Noel los fuese llamando. Uno a uno iban pasando, se sentaban en las rodillas del enorme Santa Claus y le decían la retahíla de juguetes que querían, desde el primero al último. Unos lloraban, los más pequeños, otros reían, pero todos al final salían con una increíble cara de felicidad. Algunos padres reticentes, sujetaban a sus hijos, eran los que más desconfiaban de la navidad y los montajes de estos centros.

-¡Dejad que los niños se acerquen a mí!, que descubran el verdadero espíritu de la navidad. La magia de estos momentos quedará en sus retinas para siempre- decía Papá Noel dirigiéndose a la multitud de padres. Aunque en su mente mercantilista los veía como potenciales clientes


Jueves 3 de diciembre, en algún lugar indeterminado de Laponia.

Se celebraba el comité ejecutivo de Papá Noel S.A.. En él estaban representadas todas las áreas de la compañía, desde recursos humanos a marketing, pasando por ventas, clientes y el departamento financiero. La presidencia del mismo corría a cargo de su CEO(1), el archiconocido en todos los ámbitos, Papá Noel. Llevaba en este puesto cerca de 100 años y aunque lo habían pretendido otras empresas, su contrato blindado hacía muy difícil su fuga.

-Sabéis que nos encontramos inmersos en plena crisis financiera mundial, las ventas han descendido y los beneficios empresariales han seguido la misma línea- dijo Papá Noel mientras todos los presentes asentían con la cabeza a cada aseveración de su consejero-. El director financiero nos ilustrará gráficamente sobre nuestra situación actual.

Éste se levantó de su asiento y haciendo una seña a la persona que manejaba el ordenador, empezó una proyección de Powerpoint en la pantalla que todos tenían enfrente. Fue desgranando mediante gráficos como se había pasado de un beneficio de diez mil millones de euros el pasado año a tan sólo nueve mil millones este año. Cuando terminó se volvió a sentar en su silla.

-¿Y sabéis lo que significa esto?- continuó Papá Noel, a la vez que todos negaban con la cabeza-, que nuestros accionistas están perdiendo dinero, que nuestra gran compañía puede dejar de ser la preferida entre nuestros inversores –todos asintieron con la cabeza-. Ahora os mostraré la batería de medidas que pondremos en marcha para paliar esta situación- hizo nuevamente un gesto al empleado del ordenador. La pantalla se volvió a iluminar con las fantásticas luces del ilusionismo.

-La primera medida será la reducción en la ropa de firmas caras que lleváis –se fue paseando por el lado de cada uno de ellos, nombrando en voz alta la marca de cada uno de los trajes- Gucci, Armani, Versace...a partir de ahora iréis como yo, con el traje tradicional...
-...pues a usted le paga Coca Cola por llevar ese traje- dijo una voz al fondo que interrumpió al consejero. Todas las cabezas se volvieron para ver al conserje que traía las bebidas. Las dejó encima de la mesa , se volvió y se fue. La cara de asombro de los presentes era imposible de definir, en todos estos años no había ocurrido nada parecido.
-Cuando salgas de aquí lo primero que quiero que hagas es despedir a ése- dijo el consejero acercando su boca al oído del director de recursos humanos.
-Sí señor- dijo éste.
-La segunda de las medidas –continuó hablando como si nada hubiese ocurrido- será el eliminar los beneficios navideños de nuestros empleados. Concretamente me refiero a suspender la función de circo, eliminar el regalo para los hijos de los empleados y las cestas navideñas de éstos.
-¿Y cuál es el ahorro financiero de esta medida, señor?- preguntó el director financiero.
-Ya te encargarás tú de darme una buena noticia en cifras, espero- contestó Papá Noel.
-Sí señor- dijo éste.
-Esta misma mañana sacarás una circular donde la razón de esta medida esté justificada en la crisis financiera y en el mantenimiento de los puestos de trabajo- dijo al director de recursos humanos.
-¿La habitual señor?
-Sí, claro- dijo el consejero Papá Noel.
-Una sola cuestión, el plazo de finalización de la encuesta de satisfacción entre nuestros empleados termina hoy- dijo el director de marketing.
-Pues entonces que la circular salga mañana- dijo dirigiendo su mirada nuevamente al director de recursos humanos.
-Así se hará señor. Querría añadir sólo una cuestión más, y es que esta medida puede causar un pequeño malestar entre nuestros empleados.
-¡Pues que se vayan a la competencia!- dijo con cierta irritación en su voz-, que lo hagan si se atreven. ¿A dónde van a ir, a esas pequeñas empresas familiares, a Los Reyes Magos S.L. o a El Ratoncito Pérez?, ¡que se marchen!, últimamente están en pérdidas.
-Sí señor- asintieron todos al unísono.
-Esto por lo que respecta a la reducción de costes, pero por otro lado nuestro programa de prestigio, captación de clientes y relevancia social se va a sustentar sobre tres pilares fundamentales- hizo un gesto al técnico del ordenador para que pasase a la siguiente diapositiva-. El primero de ellos será la potenciación de nuestra fundación, en primer lugar le cambiaremos el nombre, que pasará a llamarse “Laponia en vuestros corazones” y en segundo lugar elegiremos proyectos de actuación estratégica que no supongan un elevado coste para nosotros, pero que nos den una relevancia y notoriedad sobresaliente. Se me ocurren algunos ejemplos como el que nuestros empleados donen juguetes y alimentos para el tercer mundo, el que se presenten voluntarios para realizar actuaciones teatrales en centros de la tercera edad, de enfermos crónicos o de orfanatos...-hizo una pausa-. Ya se le ocurrirán más proyectos, seguro- dijo esto último dirigiendo su mirada al director de marketing.
-Sí señor- dijo éste.
-El segundo de ellos es un pilar de actuación inmediata, no podemos perder el carro del resto de empresas que nos llevan ventaja en este asunto. Me refiero al desarrollo sostenible, un compromiso social, económico y ecológico. Los dos primeros aspectos los podemos alcanzar con mi anterior propuesta y el compromiso ecológico con pequeñas acciones, por supuesto sin ningún coste para nosotros, pero de relevancia. También se me ocurre un ejemplo que sería el “trineo verde”, consistente en usar los excrementos de nuestros renos como abono para los cultivos del tercer mundo. ¿Qué les parece la idea?- dijo dirigiendo su mirada con orgullo a cada uno de los miembros del comité.
-¡Magnífica, fantástica! -dijeron unos-. ¿¡Cómo no se nos había ocurrido antes!?- dijeron otros.
-Y el tercero señores, es sin duda el más importante. ¿Cómo vamos a darle notoriedad a todas nuestras actuaciones anteriores?- hizo una pausa mirando a todos los presentes, luego continuó-, pues con una incisiva campaña de marketing que venda las altruistas excelencias de nuestra empresa. Tenemos que volver a hacer hincapié en los cuentos para niños, rodear a Papá Noel de ese halo bonachón y de repartidor de ilusiones que siempre ha tenido. Debemos regresar a la industria cinematográfica, que se vuelvan a rodar más películas donde nuestros duendes son empleados felices que trabajan para hacer felices a los niños.
-Pero los niños no son nuestro mercado- dijo el director de marketing.
-Abre los ojos, piensa –le dijo con tono de enfado-. ¿Quién lee los cuentos a los niños, quién los acompaña al cine?- dijo Papá Noel.
-Claro señor- y todos miraron con reprobación al director de marketing.

Al día siguiente la circular del director de recursos humanos fue difundida por toda la compañía, su comienzo decía así:

“Nos encontramos inmersos en plena crisis financiera mundial. Debido a esta situación, este año nos hemos visto obligados a tomar la decisión de no entregar cesta de navidad y regalos a los hijos de nuestros empleados. Tampoco se celebrará función de circo como en otras ocasiones.

Nuestro modelo de gestión empresarial siempre ha tenido como punto inamovible el mantenimiento de los puestos de trabajo, por ello nuestra decisión ha sido acorde a nuestra filosofía y política empresarial. Nuestros empleados son el bien más preciado con el que contamos...”

A las pocas horas una nota anónima estaba circulando entre los empleados de la compañía. Decía así:

“¡Basta ya! De que la demagogia y retórica referente al mantenimiento del empleo sirva como excusa para la reducción continua de nuestras ventajas laborales. Si para mejorar las cuentas de la empresa, es decir, reducir costes, aumentar los beneficios y no degradar el nombre de la marca, hubiese que pasar por el despido de 500 trabajadores, la dirección no se iba a parar en sentimientos humanistas o filantrópicos. Los despidos serían fulminantes.

Sería anecdótico, pero significativo de cara a la imagen de nuestros directivos, si éstos se redujesen el bono de final de año en sólo un 10 por ciento. ¿Por qué no lo hacen?

Si un beneficio social de los empleados se elimina un año, la experiencia nos dice que aunque las causas que excusaron la medida desaparezcan, también lo habrá hecho para siempre el beneficio social.

¿Por qué siempre los recortes se producen en la masa de trabajadores?, no creo que porque el ahorro sea mayor, sino porque éstos no tienen la fuerza necesaria para realizar una presión en bloque. La dirección sabe muy bien la clase de empleados que ha ido creando a lo largo de los años, y sabe muy bien que ha infiltrado dóciles ovejas entre la manada con sus continuos cursos de gestión de los mandos intermedios. Creando tal cantidad de estos mandos, que actualmente son un porcentaje bastante representativo entre los empleados. Han atado todos los cabos, ahora sólo les queda el hacer y deshacer sin oposición.

Uno de los suyos”


La noche del día 24 de diciembre muchos padres se asomaron a las ventanas de sus hogares, sintiendo una enorme sensación de tranquilidad miraron al cielo. Allí vieron a Papá Noel tirando de sus renos y se sintieron seguros.


(1)CEO = Siglas de origen anglosajón, como casi todos los snobismos relevantes en el mundo empresarial, que significan Consejero Delegado (el que más manda en una empresa)

2 comentarios:

Pipilota dijo...

Este cuento tiene un algo, cómo diría...
está basado en hechos reales ¿verdad? jujuju

MIDIAN dijo...

¡Huy! y el de 25 blanquitos te puedes partir de risa de lo que tiene de real...