miércoles, 30 de diciembre de 2009

MÚSICOS DEL MIEDO, de la A a la Z (1)

Desde muy pequeño siempre me gustó el cine de terror. Creo que todo comenzó por una prohibición, porque mis padre no me dejaban ver la serie de Ibáñez Serrador “Mis terrores favoritos”. Cuando salían los dos rombos en el ángulo de la pantalla del televisor me mandaban a dormir. Y creo que ahí nació mi afición por este género. Recuerdo que desde la cama oía los diálogos de las películas, su música, y en mi mente se formaban las escenas, al gusto de mi fantasía, claro.

Luego vino la primera película de miedo que vi, “El increíble hombre menguante” de un especialista en el género como Jack Arnold. Una fantasiosa historia que ahora que lo pienso, ha podido influir en mis escritos actuales. Un hombre que se ve accidentalmente rodeado por una extraña niebla, va poco a poco menguando de tamaño. Las cosas y animales más insignificantes de esta vida suponen una terrorífica amenaza para el atribulado decreciente que va disminuyendo de tamaño, y como no, con una predestinación ya marcada desde el inicio, termina desapareciendo ¿o fundiéndose con el infinito? Durante su trayecto de cambio sufrirá el tormento y la aflicción moral.

A partir de ahí me empezaron a interesar todas las historias de terror que daban en la tele, desde las mejores, como “La novia de Frankenstein”, sin duda alguna el gran clásico entre los clásicos, los ciclos del hombre lobo, Drácula y Frankenstein de la Universal, los terrores en vivos colores de la Hammer, el ciclo de Poe de Corman, las películas de Cronenberg (emitidas en un pequeño ciclo dentro de un programa de Antena 3 que era “Noche de lobos”), los terrores de Carpenter, “La matanza de Texas”, “Al final de la escalera”, “Lobos humanos”, “Alien”, etc. Pero también las peores, por citar las películas de terror de los años 80, que aunque irregulares en su mayoría, conservan cierto encanto.

Casi enseguida descubrí que detrás de este mundo del “fantaceluloide” había una música, en muchos casos fascinante, en otros útil sólo para acompañar con efectividad las escenas. Así, recuerdo el primer disco de vinilo que compré, que fue la banda sonora de “Alien” de Jerry Goldsmith. Una música genial, inquietante en los títulos de créditos y terroríficamente descriptiva en muchos cortes. Luego también en vinilo llegaron “La profecía” con el magnífico “Tubular Bells”, “Hellraiser” de Christopher Young y otras tantas más.

Años después, y ya en CD, mi colección siguió ampliándose. Recuerdo varias tiendas que existían en Madrid, antes de que internet pudiera con ellas y las cerrara. Concretamente cerca de la calle del Pez estaban Vinilo y Cinescor, esta última regentada por una persona de la que aprendí muchísimo sobre bandas sonoras y que era Paco. Aquel local era un pequeño templo del cine. El recinto era mínimo, con espacio para apenas cuatro o cinco personas (eso si no entraba Santiago Segura, asiduo de la tienda, en su época de mayor volumen). Una vez dentro te envolvía la música de cine que Paco había previamente seleccionado y luego entrabas en debate con los dos o tres fieles parroquianos en la tienda.

Dicho todo esto comienzo una serie sobre mis músicos preferidos, en su vertiente del terror y fantasía, con reseñas personales sobre las que se podrá estar o no de acuerdo. Intentaré ser lo más positivo posible, pero lo que si seré es subjetivo, no tanto en los comentarios, que lo serán, como en la elección de los músicos y su música, e intentaré poner cortes de bandas sonoras de ellos. Si no están las mejores bandas será porque no las encuentro en internet, por lo que pondré las que estén y aporten algo a la música de su autor.


Angelo Badalamenti

A Angelo Badalamenti creo que lo descubrimos la mayor parte de los aficionados gracias a su música para la serie televisiva de David Lynch, “Twin Peaks”. Una magnífica combinación de ritmos de jazz, blues y el estilo que luego sería característico de Badalamenti. La serie recuerdo que causó furor en su época y que reconozco que la terminé de ver hace poco, porque me hice con las temporadas completas en DVD. Como decía la serie fue el origen de una nueva visión de hacer televisión, y a esta pionera estética contribuyó de una manera muy sobresaliente su música.

Y como no sus títulos de crédito:


De la mano de David Lynch es donde Badalamenti encuentra espacio para sus creaciones más personales, a la vez que geniales. Aunque sin embargo (la película es un drama) el mejor score para Lynch fue para su película “Una historia verdadera”, maravillosa música, un refugio para el alma.

Junto a Lynch tiene magníficas creaciones para películas como “Twin Peaks, fuego camina conmigo” (insufrible puesta en escena de los peores ticks de su director), “Corazón salvaje”, “Carretera perdida”, “Mullholland Drive” (donde los personajes de la película se cruzan los actores a mitad de película ¡¿?!) y la especialmente extraña “Inland Empire”. Sin embargo, la banda sonora para “Terciopelo azul”, primera de las colaboraciones con Lynch, es especialmente turbadora. Quizás sea porque la música de los títulos de crédito acompaña a unas imágenes realmente inquietantes, donde la tranquilidad de un pequeño barrio residencial es retratado en cámara lenta y de forma casi esperpéntica, para llegar a un extraño desenlace dentro de la normalidad.

Esta es la música en cuestión:


Dentro del campo del fantástico una banda sonora que me encanta es la de “La ciudad de los niños perdidos” con música muy personal, combinada con otra melódica y suave. Otras bandas sonoras dentro del terreno fantástico o del terror de este compositor son “Dark Water” o “The Wicker Man”. Al día de hoy el nombre de Badalamenti sigue siendo muy interesante no solo en el mundo del cine fantástico, sino de la banda sonora en general

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