miércoles, 7 de octubre de 2009

...FINAL TRISTE (21043)

El presidente calló en su discurso y le miró con los ojos desencajados, reflejando un miedo que le dejó paralizado en su sitio, no gesticuló, no movió ni un músculo. Ángel aprovechó ese momento para hacer lo que debía, metió su mano derecha en el bolsillo para sacar lo que él estaba esperando de sí mismo. El cuerpo de seguridad se movió con rapidez, pues estaban entrenados para ataques terroristas, pero Ángel no lo era. Cayó abatido por 25 disparos que le llegaron desde tres direcciones diferentes. No pudo completar su objetivo.

Los agentes de seguridad se abalanzaron sobre el cuerpo inerte de Ángel, aunque ya no era él. Le registraron esperando encontrar la pistola en su bolsillo, el arma que debía acabar con la vida del presidente. Pero sólo encontraron dos cartas. La primera decía así:

“Banco XXXX

Estimado empleado 21043 debido a las fuertes presiones que está recibiendo el mercado financiero por causa de la crisis económica en la que estamos inmersos y a la nueva estrategia del grupo tendente a una reestructuración de la organización para ser más eficaces en el sistema global, con la competencia y sobre todo con nuestros clientes, nos vemos obligados a rescindir su contrato con fecha XXXX.

Le agradecemos de forma sincera la dedicación y esfuerzo que durante estos 20 años ha realizado usted en nuestra organización y sin los cuales esta empresa no habría adquirido el respeto y la madurez que la sitúan como la empresa preferida del sector entre nuestros clientes.

Atentamente
XXXXXXXXXXXX”

Y la segunda:

“Amigo presidente, no quiero con esta carta rogarle un empleo, ni mucho menos un trato de favor diferente al de miles de ciudadanos que se encuentran en la misma posición que yo. Lo único que le pido es que escuche la voz de las personas que como yo, se encuentran en una situación de desempleo después de dedicar una gran parte de su vida a luchar por un futuro mejor para sus familias y sus hijos. Sólo le pido que esta carta le haga reflexionar aunque sea por un segundo....”

El presidente seguía paralizado en el estrado, con un porte rígido y sin saber qué hacer a continuación.

No hay comentarios: