jueves, 2 de julio de 2009

LOS NOMBRES

Voy a empezar con un comentario que escuché en la radio hace algunos años y luego veremos de qué seguimos hablando. Era una tarde de verano de hace por lo menos 8 años y venía, creo que de hacerme el DNI, montado en un taxi camino de nuevo al trabajo. El taxista tenía puesta una emisora de radio (no recuerdo cuál) y uno de los invitados de esa radio, me imagino que dentro de un foro en el que estaban hablando de nombres, contaba una anécdota que le había sucedido unos días antes. Estaba él en una playa y a su lado había una familia con una niña de unos 6 ó 7 años. La niña en cuestión por lo que oyó a los padres se llamaba Sigunni (me imagino que se escribiría Sigourney). En ese momento ya me quedé pegado a la radio porque lo que seguía debía prometer, y efectivamente, no defraudó. Pues bien, la familia acababa de comer y la niña se estaba metiendo en el agua, y en esto que la ve la madre y grita: “¡¡¡Sigunni, hasta el coño ná más!!!” Conclusión, si ya es irreversible y has puesto este nombre, modera un poco el lenguaje que lo va a rodear, déjalo estar, no lo menees.

De verdad, que esto de los nombres es de traca, y no solo por lo que da de sí la inventiva sobre el propio nombre, sino incluso por las combinaciones a lo Gomaespuma que se pueden hacer con un buen apellido detrás. Y es que los padres deberían tomar conciencia no solo de la educación de sus hijos, su porvenir, sus amistades, etc., hay un paso previo a todo esto que va a marcar la vida de este recién nacido y es la elección del nombre, pues puede ser una servidumbre al cachondeo, porque anda que cuando estás en el colegio los niños se cortan en hacer comentarios. Si ya tu padre se apellida Folla estás condenado, pongas el nombre que pongas estás perdido, pero si el apellido es por ejemplo Torio (caso verídico), tienes posibilidad de esquivar el accidente, ¡no le pongas a la niña Aitana!, ponle Rosa. Además esto va por modas, en los 70 eran los nombres hippies como Amor, Libertad; Paz, Armonia…que más bien parecía que estabas leyendo el horóscopo. Luego llegaron .los nombres de personajes de series televisivas y actores, luego los nombres pijos, los estrafalarios…

El siguiente paso en la vida de una persona es cargarse su nombre, y para ello nada mejor que los los diminutivos, atentado que en la mayoría de los casos es cometido por los padres en la tierna infancia de los bebés. Así que te llamas Yolanda y te dicen Cuqui, te llamas María y te dicen Chini,…yo sobre ésto recuerdo el diminutivo que tenía la hija de unos amigos de mis padres de la playa. Se llamaba Isabel María, pero todos, incluidos los padres (que me temo que fueron los cooperadores necesarios) la llamábamos Chete (a la que si me está leyendo mando un beso muy grande). Y no os podeis imaginar de donde venía el, más que diminutivo, apodo, pues agarraos que venía de chochete. Chete por aquella época tendría unos 9 años y era peculiar, insultaba al padre, pero con “taco” de gracia, tenía una foto de Bertín Osborne en su cartera que cada vez que la sacaba la “hinchaba” a besos y se reía mucho de su peso, estaba bastante gorda. Recuerdo que un día, en una fiesta que hicimos en casa de mis tíos, al sentarse dobló la barra del asiento del sofá. A nosotros nos recorrió un sudor frío de pánico y lo intentamos arreglar para que no se diese cuenta, enderezándo la barra en cuestión. Pero fue un intento en vano, esa noche mi tío se sentó a comprobar la quiniela en el sofá y conforme iba apuntando las equis, doses y unos iba descendiendo poco a poco, muy lentamente, hasta quedar casi sentado en el suelo. Imaginaos nosotros que tendriamos 15 ó 16 años, no podiamos parar de reir mientras mi tío estaba encendido en cólera.
Resumiendo y sobre todo un aviso para futuros padres, contened vuestro espíritu creativo con el nombre de vuestro retoño, pensad también en que un diminutivo puesto a vuestro hijo o hija recién nacido que lo veis tan rollizo, tan canijo y está para comérselo no tiene tanta gracia años despues en la Facultad de Ingenieros y sobre todo haced pruebas, muchas pruebas de sonido combinando nombre y apellidos.

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