domingo, 19 de julio de 2009

MOMENTOS PINTADOS

Desde siempre me ha relajado viajar en tren. Al escribir estas líneas voy camino de Barcelona en el AVE. Leyendo un libro, luego el periódico y ahora contando esta pequeña historia.

Prefiero estar en contacto con el suelo a ir por el aire. Confieso que no me gusta el avión, no soy un histérico del vuelo, y si no queda más remedio monto en avión, pero voy más a gusto en tren. Debe ser un miedo ancestral que compartimos muchos humanos, no nacimos con alas, sino con piernas y esto debe haber influido en nuestra parte de memoria primigenia, digo yo.

Y esto viene al hilo de comentar las emociones que me produce el tren, que se remontan a la época en que vivía en Sevilla y mi abuela viajaba a Madrid (era de allí). Recuerdo esperarla con mis padres y mi hermano en la Estación de Cádiz (hoy ya no está en uso), en el barrio de San Bernardo. Era una estación muy coqueta, de pequeñas dimensiones, encajonada entre los edificios del barrio, con un armazón de hierro. Me viene a la cabeza la oscuridad de la noche, esperando el tren, con el fuerte olor a las grasas y aceites de la vía que recorría toda la estación. La magia de pasear por su pequeño anden, al final del cual parecía que el mundo terminase, y desde esta frontera de oscuridad ver aparecer aquel gran foco de luz surgiendo de la nada. Era un lugar de una mitología especial. Creo que Dalí comentaba algo semejante en referencia a la estación de Perpignan.

De esta época de juventud tengo tambien otros buenos recuerdos que han permanecido de forma indeleble en mí y recurro a ellos, o me vienen a la memoria, como lugar común inundándome de una sensación muy agradable.

No sabría explicar el mecanismo por el que este momento se mitifica y queda impreso en nuestro ser, quizás por ser una situación especial que sucede en un momento mágico o por ser una conjunción de factores los que se han alineado para que este recuerdo se fije. Son imágenes que viven y forman parte de nosotros. Intransferibles. Digo esto porque son recuerdos tan interiorizados que si tuviese que explicar a otra persona por qué lo son no sabría expresar los lazos íntimos que me unen con estas escenas, imágenes y situaciones. Al fin y al cabo son razones internas de cada uno que hacen que fijemos este momento y que lo usemos como recuerdo. Recuerdo que nos refresca y nos trae un soplo de optimismo

Porque cada vida empieza como un papel en blanco en el que cada persona va dibujando en él estos momentos.

La obra de cada uno no depende de los buenos o malos momentos que tenga en la vida, sino de los que vaya eligiendo para dibujar en el papel.

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